No se trata solo de probar platos sorprendentes, sino de sumergirse en un viaje donde arquitectura, paisaje y conciencia ambiental se entrelazan.
Iris abrió en 2023 como parte de un proyecto mayor: Salmon Eye, un centro de aprendizaje sobre el futuro de la alimentación y la relación entre el mar y la sostenibilidad. Detrás de esta iniciativa está la empresa noruega Eide Fjordbruk, reconocida por ser la primera productora de salmón con certificación de huella de carbono cero en el mundo.

Arquitectura que flota y emociona
La construcción, diseñada por Kvorning Design, imita la forma de un gigantesco ojo de pez y se presenta como una de las estructuras flotantes más ambiciosas del planeta. Con 25 metros de diámetro, más de mil metros cuadrados y más de 1.200 toneladas de peso, este coloso metálico juega con reflejos y brillos que cambian según la luz del día, integrándose al paisaje del fiordo y, al mismo tiempo, destacándose como un objeto de diseño futurista.

La experiencia comienza incluso antes de entrar: los visitantes llegan en barco y, al subir a la plataforma, sienten la vibración del agua bajo los pies. Al atravesar las puertas del edificio, la luz natural se filtra entre superficies metálicas y ventanales que abren la vista hacia un horizonte infinito. Es un espacio que provoca asombro inmediato, un híbrido entre escultura monumental y laboratorio sensorial.

Comer en medio del fiordo
El restaurante lleva la misión de Salmon Eye a la mesa: reflexionar sobre cómo alimentarnos de manera más responsable con el planeta. Aquí comer es también aprender, emocionarse y replantearse hábitos.
Eso sí: vivir esta experiencia no es para todos los bolsillos. El menú degustación ronda los 300 euros por persona, a lo que se suma el costo del traslado en barco desde Rosendal. Un lujo gastronómico que combina paisaje, diseño y conciencia ambiental en una sola escena.

Gastronomía con mensaje
Cada plato está pensado para sorprender y, al mismo tiempo, generar conciencia sobre los recursos del mar, la acuicultura y las posibilidades de una producción sostenible.
Iris no busca ser un simple “lugar instagrameable” (aunque lo sea inevitablemente), sino un espacio donde la innovación culinaria y la arquitectura futurista se convierten en vehículos para hablar del futuro que compartimos.
En un mundo que necesita repensar cómo alimentarse, aquí se plantea una idea audaz: el futuro de la comida también puede flotar.

Tips de viaje
- Dónde queda: en pleno fiordo de Hardanger, a unas dos horas en auto desde Bergen, Noruega.
- Cómo llegar: se accede en barco desde la localidad de Rosendal, que organiza las salidas hacia el edificio flotante.
- Reservas: las plazas en Iris son limitadas y se agotan con rapidez; conviene reservar con bastante anticipación.
- Qué más hacer en la zona: el Hardangerfjord es célebre por sus cascadas, glaciares y cultivos de manzanas.

