En un rincón privilegiado de las sierras de Córdoba, donde la calma se mezcla con la historia, nace Archipiélago, un proyecto que propone repensar el acto de habitar. No se trata solo de construir casas, sino de diseñar experiencias. En este fragmento de naturaleza dentro de la emblemática Estancia La Paz —un antiguo refugio presidencial convertido hoy en enclave de sofisticación rural—, la arquitectura se vuelve lenguaje, territorio y manifiesto.

Archipiélago reúne a una selección curada de estudios de arquitectura argentinos, cada uno invitado a diseñar una casa como una pieza única. El resultado es una colección de viviendas contemporáneas que, son independientes en identidad pero comparten un mismo objetivo: el respeto por el paisaje y la búsqueda de una vida más consciente.
Lejos del paradigma del country o del loteo tradicional, este proyecto ensaya una nueva forma de vivir, más cercana al arte que al mercado. Aquí no hay repetición ni fórmula: cada casa es un gesto de autor. Muros que enmarcan vistas, galerías que capturan el sol, texturas que invitan al tacto: cada decisión proyectual está guiada por la idea de habitar con atención, de reconectar con lo elemental.

En tiempos donde el urbanismo tiende a homogeneizar y acelerar, Archipiélago aparece como un gesto contra la prisa y la uniformidad. Una invitación a habitar el tiempo lento, el silencio, la contemplación. A hacer del diseño no un lujo, sino una forma de cuidado.

